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lunes, 19 de abril de 2010

El NUMERO AUREO


El número áureo es la relación o proporción que guardan entre sí dos segmentos de rectas. Fue descubierto en la antigüedad, y puede encontrarse no solo en figuras geométricas, sino también en la naturaleza. A menudo se le atribuye un carácter estético especial a los objetos que contienen este número, y es posible encontrar esta relación en diversas obras de la arquitectura u el arte. Por ejemplo, el Hombre de Vitruvio, dibujado por Leonardo Da Vinci y considerado un ideal de belleza, está proporcionado según el número áureo. ¿Cuál es el origen y la importancia de este valor matemático?
Hay números que han intrigado a la humanidad desde hace siglos. Valores como PI -la razón matemática entre la longitud de una circunferencia y su diámetro- o e -la base de los logaritmos naturales-, suelen aparecer como resultado de las más dispares ecuaciones o en las proporciones de diferentes objetos naturales. El número áureo -a menudo llamado número dorado, razón áurea, razón dorada, media áurea, proporción áurea o divina proporción- también posee muchas propiedades interesantes y aparece, escondido y enigmático, en los sitios más dispares.
El primero en hacer un estudio formal sobre el número áureo fue Euclides, unos tres siglos antes de Cristo, en su obra Los Elementos. Euclides definió su valor diciendo que "una línea recta está dividida en el extremo y su proporcional cuando la línea entera es al segmento mayor como el mayor es al menor." En otras palabras, dos números positivos a y b están en razón áurea si y sólo si (a+b) / a = a / b. El valor de esta relación es un número que, como también demostró Euclides, no puede ser descrito como la razón de dos números enteros (es decir, es irracional y posee infinitos decimales) cuyo su valor aproximado es 1,6180339887498...
Casi 2000 años más tarde, en 1525, Alberto Durero publicó su “Instrucción sobre la medida con regla y compás de figuras planas y sólidas”, en la que describe cómo trazar con regla y compás la espiral basada en la sección áurea, la misma que hoy conocemos como “espiral de Durero”. Unas décadas después, el astrónomo Johannes Kepler desarrolló su modelo del Sistema Solar, explicado en Mysterium Cosmographicum (El Misterio Cósmico). Para tener una idea de la importancia que tenía este número para Kepler, basta con citar un pasaje de esa obra: “La geometría tiene dos grandes tesoros: uno es el teorema de Pitágoras; el otro, la división de una línea entre el extremo y su proporcional. El primero lo podemos comparar a una medida de oro; el segundo lo debemos denominar una joya preciosa”. Es posible que el primero en utilizar el adjetivo áureo, dorado, o de oro, para referirse a este número haya sido el matemático alemán Martin Ohm (hermano del físico Georg Simon Ohm), en 1835. En efecto, en la segunda edición de 1835 de su libro “Die Reine Elementar Matematik” (Las Matemáticas Puras Elementales), Ohm escribe en una nota al pie: “Uno también acostumbra llamar a esta división de una línea arbitraria en dos partes como éstas la sección dorada." El hecho de que no se incluyera esta anotación en su primera edición es un indicio firme de que el término pudo ganar popularidad aproximadamente en el año 1830.
Serie de Fibonacci
El número áureo también está “emparentado” con la serie de Fibonacci. Si llamamos Fn al enésimo número de Fibonacci y Fn+1 al siguiente, podemos ver que a medida que n se hace más grande, la razón entre Fn+1 y Fn oscila, siendo alternativamente menor y mayor que la razón áurea. Esto lo relaciona de una forma muy especial con la naturaleza, ya que como hemos visto antes, la serie de Fibonacci aparece continuamente en la estructura de los seres vivos. El número áureo, por ejemplo, relaciona la cantidad de abejas macho y abejas hembras que hay en una colmena, o la disposición de los pétalos de las flores. De hecho, el papel que juega el número áureo en la botánica es tan grande que se lo conoce como “Ley de Ludwig”. Quizás uno de los ejemplos más conocidos sea la relación que existe en la distancia entre las espiras del interior espiralado de los caracoles como el nautilus. En realidad, casi todas las espirales que aparecen en la naturaleza, como en el caso del girasol o las piñas de los pinos poseen esta relación áurea, ya que su número generalmente es un término de la sucesión de Fibonacci.
Este número también aparece con mucha frecuencia en el arte y la arquitectura. Por algún motivo, las figuras que están “proporcionadas” según el número áureo nos resultan más agradables. Aunque recientes investigaciones revelan que no hay ninguna prueba que conecte esta proporción con la estética griega, lo cierto es que a lo largo de la historia se ha utilizado para “embellecer” muchas obras. Por ejemplo, el uso de la sección áurea puede encontrarse en las principales obras de Leonardo Da Vinci. Es bien conocido el interés de Leonardo por la las matemáticas del arte y de la naturaleza, y esta proporción no le era indiferente. De hecho, en su estudio de la figura humana, plasmado en el Hombre de Vitruvio, puede verse cómo todas las partes del cuerpo humano guardan relación con la sección áurea. Algunos expertos creen que la gran pintura inacabada de Leonardo, San Jerónimo, que muestra a este santo con un león a sus pies, fue pintada ex profeso de forma que un rectángulo con estas proporciones encajase perfectamente alrededor de la figura central. También el rostro de la Mona Lisa encierra un “rectángulo dorado” perfecto. Obviamente, Leonardo no fue el único en utilizar esta proporción en su obra. Miguel Ángel, por ejemplo, hizo uso del número áureo en la impresionante escultura El David, desde la posición del ombligo con respecto a la altura, hasta la colocación de las articulaciones de los dedos.
La arquitectura no es ajena a este valor matemático. La relación entre las partes, el techo y las columnas del Partenón de Atenas, por ejemplo, también se relacionan mediante el número áureo. Muchos productos de consumo masivo se diseñan siguiendo esta relación, ya que resultan más agradables o cómodos. Las tarjetas de crédito o las cajas de cigarrillos poseen dimensiones que mantienen esta proporción. El número áureo puede encontrarse por todas partes, y a menudo ni siquiera somos consientes de que está allí. Pero en general, cuando algo nos resulta atractivo, esconde entre sus partes esta relación. ¿No es asombroso?

EL VIH - No existe !

El cinematógrafo canadiense Brent W. Lung, recorrió el mundo para investigar un tema que le ha llamado la atención toda su vida; la existencia del VIH/SIDA. Durante su investigación tuvo la oportunidad de entrevistar a renombrados cientificos e investigadores en el mundo. Algunos incluso nominados y ganadores de premios Nobel.

A pesar de que son muchas las evidencias, artículos, e informes que crean dudas sbre esta enfermedad, nunca se ha cuestionado la existencia en los medios de comunicación oficiales, ni menos se ha prohibido la utilización de su mortal tratamiento (el AZT). Es tanto el dinero que se recauda para la “ayuda” a los afectados de este “virus” que jamás admitirán que el VIH/SIDA no es una enfermedad mortal. Ese dinero termina en manos de las grandes farmaceuticas que venden gigantescas cantidades de productos para “tratarlo”.

Sin embargo, en el documental “House of Numbers” el ganador del premio Nobel y co-descubridor del VIH, Luc Montagnier, reconoce en una entrevista, en forma contradictoria con todo lo que se ha discho antes, que nuestro cuerpo puede curarse solo de VIH/SIDA.

Trailer del Documental "HOUSE OF NUMBERS"



Comenta en esta entrevista “Yo creo que podemos estar expuestos muchas veces al VIH sin estar crónologicamente infectados. Nuestro sistema inmunológico puede deshacerse del virus naturalmente, si tenemos un buen sistema inmunológico” Esto es bastante impactante al ser escuchado del mismo descubridor del virus.

Por otro lado, el examen de VIH no se mide la misma manera en todo el mundo, lo que significa que si usted se hace un examen de VIH en Chile y su resultado es positivo, puede viajar a Francia y realizarse el examen nuevamente y tener un resultado totalmente diferente

Impactacte entrevista a Luc Montagnier uno de los descubridores del Sida dentro este documental


Luc Montagnier, premio nobel de medicina, que descubrio el virus del sida, cambia su posición y declara, que sí, se puede curar el sida, sin vacunas y medicamentos, simplemente con antioxidantes validos, una higiene minima, un agua de calidad, una alimentacion sana y equilibrada.

Montagnier concedió una entrevista al periodista e investigador Djamel Tahi en el Instituto Pasteur (publicada por Continuum, vol 5, núm 2, invierno, 1997/98 pp 30-34).

Link : http://www.guardiansalud.cl/numero69/index5.htm

Breve Historia del Sida
La infección por el VIH es conocida desde el año 1981, en que se describe en Los Ángeles (EE. UU.) los primeros casos de infecciones oportunistas (neumonía por Pneumocystis carinii) en un pequeño grupo de homosexuales afectos de una inmunodepresión no debida a ningún agente inmunosupresor anteriormente conocido. Por convenio internacional al ser descubierto en países como Francia y EE. UU. optaron por nombrarlo VIH. «Human Immunodeficiency Virus» o HIV – «Virus de la inmunodeficiencia humana» VIH.

Sin embargo, bajo el título “SIDA: La mentira más mortífera de la historia de la medicina“, el prestigioso diario ruso Pravda (la verdad), publicó el 11 de diciembre de 2009, en su versión digital, una entrevista al médico de origen irlandés, que actualmente ejerce en Kiev, Gor Shirdel, quien recientemente ha curado a dos pacientes del SIDA y para quien la versión oficial de esta enfermedad es un siniestro negocio de miles de millones, creado por las multinacionales farmacéuticas y los funcionarios corruptos de las organizaciones médicas internacionales, que en mucho se parece a la reciente macroestafa de la gripe porcina.