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miércoles, 5 de mayo de 2010

CREANDO LLUVIA ARTIFICIAL


Los cánticos populares de Que llueva, que llueva…, los bailes rituales para atraer la lluvia, o las “bodas entre ranas” que se celebran en la India para “llamar” al agua del cielo en tiempo de sequía caerán en el olvido gracias a un exitoso experimento realizado en Berlín (Alemania) que permite hacer llover utilizando rayos láser.

El suizo Jérôm Kasparian y su equipo de físicos de la Universidad de Ginebra indujeron en su laboratorio la formación de nubes para después provocar la caída de gotas de lluvia al emitir pulsos breves de luz láser infrarroja en una cámara de aire con agua saturada a -24ºC.

El original experimento ha sido probado con éxito tanto en laboratorio como a cielo abierto sobre Berlín. La fórmula, aunque de momento algo rudimentaria, podría ser una manera de acabar con la sequía en los lugares más sedientos y de provocar la lluvia cuando fuera necesario.

Durante décadas, la siembra de nubes se ha provocado por aspersión de cristales de yoduro de plata en las nubes altas de la atmósfera, que crean grandes gotas de agua a su alrededor. Pero esta técnica que no siempre funciona. «Su eficacia es polémica», asegura Jérôme Kasparian, de la Universidad de Ginebra, en Suiza, miembro del equipo de investigación.
Kasparian y sus colegas realizaron primero el experimento en laboratorio. El equipo despidió pulsos muy breves de luz láser infrarroja en una cámara de aire con agua saturada a -24ºC. Pronto se formaron nubes lineales, como la estela de un avión en miniatura.

Kasparian explica que el láser generó nubes por extracción de electrones de los átomos en el aire, que favorecen la formación de radicales de hidroxilo, que es parte de una molécula. Estos convierten los dióxidos de sulfuro y nitrógeno en el aire en partículas que actúan como semillas para cultivar las gotas de agua. Cada pulso del láser trabaja a una intensidad equivalente a la de 1.000 plantas de energía. Después del experimento, las condiciones de humedad en una temperatura tan extremadamente baja aumentaron un 50% y dentro de las nubes el volumen de agua condensada se había incrementado cien veces.

Después, el experimento se probó en el exterior, disparando el láser hacia el cielo de Berlín en noches diferentes y en condiciones de más o menos humedad. No se obsevó ninguna nube a simple vista, pero sí estaban allí, ya que los investigadores pudieron comprobar que las gotas se estaban formando. El siguiente paso de los científicos es utilizar el láser en un movimiento de barrido a través del cielo para tratar de inducir la condensación en un área más amplia. También tratarán de aumentar su eficacia mediante el ajuste de enfoque del láser, la longitud de onda y la duración del pulso.

Fuente : http://www.muyinteresante.es

TEORIA BIOCENTRICA - La vida crea el Cosmos

La Teoría del Universo Biocéntrico : La vida crea el Tiempo, el Espacio y el Cosmos.
Robert Lanza, presenta una nueva visión radical del universo y de todo lo que contiene. Cuanto más lejos miramos en el espacio, más nos damos cuenta de que la naturaleza del universo no puede ser plenamente comprendida por la mera inspección de galaxias espirales o la observación de distantes supernovas. Se trata de algo mucho más profundo. Se trata de nosotros mismos.

Averiguar la naturaleza del mundo real ha obsesionado ha científicos y filósofos durante milenios. Trescientos años atrás, el empirista irlandés George Berkeley, contribuyó especialmente con una profética observación: Lo único que podemos percibir son nuestras percepciones. En otras palabras, la conciencia es la matriz desde la cual aprehendemos el cosmos. el color, el sonido, la temperatura, y cosas similares sólo existen como percepciones en nuestra cabeza, no como esencias absolutas. En un sentido más amplio, no podemos estar seguros de un universo externo a todos.

Durante siglos, los científicos consideraron el argumento de Berkeley como un argumento filosófico secundario y continuaron la construcción de modelos físicos basados en la hipótesis de un universo "ahí fuera", dentro del cual llegamos cada uno de nosotros por separado. Estos modelos presumen la existencia de una realidad esencial que prevalece con o sin nosotros. Sin embargo, ya desde la década de 1920, los experimentos rutinarios de la física cuántica demostraban lo contrario: los resultados dependen de si alguien está o no está observando. Esto es quizás, lo que más claramente ilustra el famoso experimento de las dos rendijas. Cuando alguien ve una partícula subatómica o un poco de luz pasando a través de las rendijas, la partícula se comporta como una bala, pasando por un agujero u otro. Pero si no se observa la partícula, presenta el comportamiento de una onda donde habitan todas las posibilidades, incluida la de pasar, de alguna manera, a través de ambos agujeros al mismo tiempo.


Algunos de los más grandes físicos han descrito estos resultados como confusos por ser imposibles de comprender plenamente, más allá del alcance de la metáfora, la visualización, y el idioma propio. Pero hay otra interpretación que lo ve más razonable. Dicha interpretación asume una realidad que precede a la vida e incluso la crea, nosotros proponemos una imagen biocéntrica de la realidad. Desde este punto de vista, la vida -en particular, la conciencia- crea el universo, y el universo no podría existir sin nosotros.

El enredo de la luz

La mecánica cuántica es el modelo de la física más preciso para describir el mundo del átomo. Pero también crea la mayoría de argumentos que persuaden, de que la percepción consciente es esencial para el funcionamiento del universo. La teoría cuántica nos dice que un inobservable objeto pequeño, por ejemplo, un electrón o un fotón (partícula de luz), sólo existe en un borroso e impredecible estado, con una ubicación o movimiento no bien definida hasta el momento en que se le observa. Se trata del famoso principio de incertidumbre de Werner Heisenberg. Los físicos describen la fantasmal condición, no siempre manifiesta, como la función de onda, una expresión matemática utilizada para encontrar la probabilidad de que una partícula aparecerá en un lugar dado. Cuando la propiedad de un electrón cambia de repente, de posibilidad a realidad, algunos físicos dicen que su función de onda se ha derrumbado.

¿Qué es lo que logra este colapso? El estar jugando con él. Lo golpeas con un poco de luz, con el fin de capturar su imagen. Es la misma observación la que hace el trabajo. Los experimentos sugieren que el mero conocimiento de la mente del experimentador, es suficiente para reducir una función de onda y convierta la posibilidad en una realidad. Las partículas son creadas como par, por ejemplo, a dos electrones en un solo átomo que se mueven o giran juntos, los físicos lo llaman entrelazado. Debido a su íntima conexión, las partículas entrelazadas comparten la función de onda. Cuando medimos una partícula y, por tanto, colapsamos su función de onda, al instante, la otra partícula también colapsa su función de onda. Si un fotón, se observa que tiene una polarización vertical (todas sus ondas se mueven en un plano), el acto de observación origina que el otro pase de ser, al instante, de una probabilidad indefinida de onda a un fotón de condición opuesta, la polaridad horizontal, incluso si ls dos fotones se han separado, lejos uno de otro.

En 1997, el físico Nicolas Gisin de la Universidad de Ginebra, envió dos fotones entrelazados a lo largo de unas fibras ópticas hasta que estuvieron a siete millas de distancia uno de otro. Un fotón entonces chocó con un espejo de dos vías, donde había una elección: o bien rebotaba o pasaba. Los detectores registraban lo que hacía. Pero se cual sea la acción que tomara, su doble entrelazado, a millas de distancia, siempre realizaba la acción complementaria. La comunicación entre los dos sucedía al menos 10.000 veces más rápido que la velocidad de la luz. Parece que las noticias cuánticas viajan instantáneamente, y no están limitadas por impedimentos externos, ni siquiera la velocidad de la luz. Desde entonces, otros investigadores han duplicado y refinado trabajo de Gisin. Hoy en día, nadie pone en duda el carácter inmediato de esta conexión entre los bits de la luz o la materia, incluso entre grupos enteros de átomos.

Antes de estos experimentos, la mayoría de los físicos creían en un universo objetivo e independiente. Todavía se aferran a la hipótesis de que existen estados físicos, en algún sentido absolutos, antes de que se midan.

Ahora, todo esto ha desaparecido para siempre.

Los puntos de vista

La extrañeza de la realidad cuántica está lejos de ser el único argumento en contra del viejo modelo de realidad. También está la cuestión del ajuste fino del cosmos [el principio antrópico]. Muchos rasgos fundamentales, las fuerzas, y las constantes físicas, similares a la carga del electrón o la fuerza de gravedad, lo hacen parecer como si todo lo referente al estado físico del universo estuviese hecho a medida para la vida.

Por el momento, sólo hay cuatro explicaciones para este misterio. Las dos primeras nos dan muy poco para trabajar desde una perspectiva científica. La primera argumenta simplemente a favor de una coincidencia increíble. La segunda dice, "Dios lo hizo", lo cual no explica nada, incluso en el caso de ser cierto.

La tercera explicación, invoca un concepto llamado el principio antrópico, articulado por primera vez por el astrofísico Cambridge, Brandon Carter, en 1973. Este principio sostiene, que tendríamos que encontrar las condiciones adecuadas para la vida en nuestro universo, porque si tal vida no existiera, no tendríamos que estar aquí para encontrar esas condiciones. Algunos cosmólogos han intentado casar el principio antrópico con las recientes teorías del Multiverso, que sugieren que nuestro universo es sólo uno entre una gran multitud de universos, cada uno con sus propias leyes físicas. Haciendo números, entonces, no sería de extrañar que uno de esos universos contenga las cualidades adecuadas para la vida. Pero hasta ahora no hay ninguna prueba directa de otros universos.

La cuarta y última opción es el biocentrismo, que sostiene que el universo ha sido creado por la vida y no al revés.

El Espacio y el Tiempo

Incluso los elementos más fundamentales de la realidad física, el espacio y el tiempo, apoyan con firmeza las bases biocéntricas sobre el cosmos.

Según el biocentrismo, el tiempo no existe independientemente de la vida que percibimos. La realidad del tiempo ha estado durante mucho tiempo en tela de juicio por una extraña alianza de filósofos y físicos. Hace tiempo se sotenía que el pasado sólo existe como ideas en la mente, y que en el momento presente son hechos estrictamente neuroeléctricos. Los físicos, por su parte, aportan sus modelos de trabajo, desde Isaac Newton a las leyes de la mecánica cuántica, pero en realidad no describen la naturaleza del tiempo. La verdad es que no hay ninguna necesidad de una entidad real tiempo, ni desempeña un papel en cualquiera de sus ecuaciones. Cuando se habla de tiempo, inevitablemente se describe en términos de cambio. Pero el cambio no es lo mismo que el tiempo.

Para medir con precisión la posición de cualquier cosa, en cualquier instante, se encierra su movimiento en un fotograma estable, como el fotograma de una película. Por el contrario, tan pronto como se observa un movimiento, no puedes aislarlo en un fotograma, porque el movimiento es la suma de muchos fotogramas. La nitidez en un parámetro que induce a la imprecisión en el otro. Imagínese que está viendo una película de un torneo de tiro con arco. El arquero dispara una flecha que va volando. La cámara sigue la trayectoria de la punta de la flecha hacia el objetivo. De repente, el proyector se detiene en un solo fotograma dejando congelada la flecha. Te quedas mirando fijamente la imagen de una flecha en pleno vuelo. La pausa de la película te permite conocer la posición de la flecha con gran precisión, pero han perdido toda la información sobre su impulso [momentum]. Con ese fotograma no se va a ninguna parte, su trayectoria y su velocidad ya no son conocidas. Tal ambigüedad nos devuelve al principio de incertidumbre de Heisenberg, que describe que al medir la ubicación de una partícula subatómica pierdes la información intrínseca de su impulso, y viceversa.

Todo esto tiene mucho sentido desde una perspectiva biocéntrica. Todo lo que percibimos está activa y repetidamente siendo reconstruido dentro de nuestras cabezas en un torbellino de información organizada. El tiempo, en este sentido, puede definirse como la suma de los estados espaciales que ocurren en el interior de la mente. Entonces, ¿qué es real? Si la siguiente imagen mental es distinta a la última, entonces es diferente, y punto. Asociamos ese cambio a la palabra tiempo, pero eso no significa que exista una matriz invisible real en la que se produzcan cambios. Esto es sólo nuestra propia manera de darle sentido a las cosas. Vemos a nuestros seres queridos mayores y a los muertos y asumimos que una entidad externa llamado tiempo es el responsable de tamaño delito.

También existe una peculiar intangibilidad en el espacio. No podemos recogerlo y llevárnoslo al laboratorio. Como el tiempo, en nuestra opinión, el espacio ni es físico ni es ni real. Más bien, es un modo de interpretación y comprensión. Es parte del software mental de un animal que moldea sus sensaciones de los objetos multidimensionales.

La mayoría de nosotros todavía piensa como Newton, en lo tocante al espacio, se ve como una especie de vasto contenedor que no tiene paredes. Sin embargo, nuestra noción de espacio es falsa. ¿Contamos las distintas formas?
1. Las distancias entre los objetos mutan dependiendo de condiciones como la gravedad y la velocidad, según lo descrito por la relatividad de Einstein, de manera que no hay una distancia absoluta entre una cosa y otra.
2. El espacio vacío, según lo descrito por la mecánica cuántica, no está vacío, sino lleno de potenciales partículas y campos.

3. La teoría cuántica, incluso pone en duda la idea de que los objetos distantes estén realmente separados, ya que las partículas entrelazadas pueden actuar al unísono, aunque estén separadas por la anchura de una galaxia.

Abriendo la jaula


En la vida cotidiana, el espacio y el tiempo son inocuas ilusiones. El problema surge cuando al tratar estas cosas como esenciales e independientes, la ciencia asume un punto de vista erróneo para sus investigaciones sobre la naturaleza de la realidad. La mayoría de los investigadores todavía creen que pueden construir desde un lado de la naturaleza, de la física, pasando del otro lado, las condiciones de vida. Estos científicos están inclinados y entrenados en la obsesión de las descripciones matemáticas del mundo. Si después de salir del trabajo, ellos observaran con la misma seriedad un estanque y vieran los pececillos subir a la superficie. Esto peces, y los patos y los cormoranes ..., todos son parte de la gran respuesta [en otras palabras, que observen la vida].

Los recientes estudios de cuántica ayudan a ilustrar la nueva ciencia biocéntrica. No hace mucho tiempo, que Nicolas Gisin anunció un nuevo giro en su entrelazado experimento; en este caso, cree que los resultados podrían ser visibles a simple vista. En la Universidad de Viena, el trabajo de Anton Zeilinger con las grandes moléculas llamadas buckyballs [fulereno] empuja a la realidad cuántica más cerca del mundo macroscópico. En una emocionante extensión de este trabajo (a propuesta de Roger Penrose, el famoso físico de Oxford), no sólo con la luz, sino con un pequeño espejo reflectante que se convierte en parte de un entrelazado sistema cuántico, de unos miles de millones de veces más grande que un buckyball. Si el experimento propuesto confirma la idea de Penrose, también confirmará que los efectos cuánticos se aplican a los objetos en la escala humana.

El biocentrismo debe abrir esas jaulas en las que la ciencia occidental se ha confinado involuntariamente. Al permitir que el observador entre en la ecuación, se deberían abrir nuevos enfoques para entender la cognición, desde descubrir la naturaleza de la conciencia al desarrollo de máquinas pensantes que experimenten el mundo de la misma manera que nosotros lo hacemos. El biocentrismo también puede proporcionar una base mayor para solucionar problemas relacionados con la física cuántica y el Big Bang. Aceptar el espacio y el tiempo como formas de percepción sensitiva animal (es decir, biológica), y no como objetos físicos externos, ofrece una nueva forma de entender el Todo, desde el micromundo (por ejemplo, la razón de esos resultados tan extraños en el experimento de las dos rendijas), a las fuerzas, las constantes, y las leyes que conforman el universo. Como mínimo, debería contribuir a poner fin a esos callejones sin salida como la teoría de las cuerdas.

Por encima de todo, el biocentrismo ofrece el camino más prometedor para toda la física, solucionar lo que los científicos han estado tratando de hacer, sin éxito, desde Einstein, la teoría de campo unificada. Mientras no se reconozca el papel fundamental de la biología, nuestros intentos de unificar realmente el universo seguirá siendo un tren a ninguna parte.

http://bitnavegante.blogspot.com/2009/06/la-teoria-del-universo-biocentrico-la.html