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lunes, 9 de agosto de 2010

La Guía del 2012 : El Arte del Tiempo

Primera entrega de la serie sobre todo lo relacionado a la mítica fecha del 2012 y el fin del calendario maya, Griknay nos introduce a la astronomía maya y a la estrecha relación de esta enigmática cultura con los procesos galácticos. Como es arriba, es abajo.

Para entender esta fecha, y alejarla del mal uso que se le ha dado, comparándola con terremotos, inundaciones, explotada por películas que sólo ven la catástrofe de la mente humana; tenemos que regresar en el tiempo y ubicarnos en el antiguo mundo maya.

Entre la selva y la cercanía cósmica, aquellos místicos antepasados encontraron el ¨sacbe¨ -camino- para reunirse en la tierra con la más importante de las misiones, la evolución del espíritu. Hoy, sin duda, podemos decir, que la cultura maya es la más avanzada hasta la fecha. Sus alcances con tecnología diferente, o se me ocurre: tecnología inteligente, no sólo nos acercan a comprender el universo desde una inspiración distinta, desde un ángulo donde el tesoro y la búsqueda son la misma pieza, también nos acercan al misterio de la mente humana, sus limitantes y su posible expansión, estudiosos de todo lo que implica desarrollares y así fundirse con la tierra y el cosmos.

Los mayas observaron la naturaleza desde un entendimiento del cosmos mucho más avanzado, conocían los ciclos de la tierra y los planetas alrededor del sol, los ciclos solares internos y externos, la alineación con el centro de la galaxia, entre otras maravillas astronómicas. Crearon un calendario que cubre 5,126 años profetizados, en series de 20 años cada 20 años (un katun, que representa un ciclo maya), se interpretaba proféticamente, hoy podemos tener acceso a esas profecías que van desde el 3113 AC. al 2012. El ultimo Katun profetizado por los mayas es de 1992 al 2012 dando fin en 2012 a su extenso calendario. 5 ciclos de 5126 años, es lo que tarda el sistema solar en entrar al ecuador galactico 26 000 años (26 mil años también es el tiempo que tarda la luz del centro de la galaxia en llegar al sol). Este ciclo galáctico termina el 21 de diciembre de 2012.

Entendimiento sobre la cultura maya (lo que se ha podido oficializar)

Los mayas entendían la vida muy diferente a como se entiende actualmente, alusiones puede haber múltiples, pero si algo es claro, es que usaban partes de su cerebro que actualmente no se usa, el entendimiento del tiempo -flexible- contraible y expandible, les fascinó a tal grado, que lo entendieron no como una sucesión permanente y lineal, más bien como el cambio constante dentro de ciclos que representan tendencias y se plantean de forma diferente, de ciclo a ciclo.

Cuando los conquistadores conocieron las ciudades mayas, se dedicaron a quemar los códices, solo 2 sobrevivieron, hasta 1990 se publicaron trabajos serios de interpretación, al ser tan pocos, y no entender su lenguaje, los mayas son un misterio. Las actuales interpretaciones pueden estar muy lejos del significado Maya.

Entre la profecías mayas se habla de un tiempo donde el conocimiento-comunicado Maya estaría escondido de los conquistadores, cuya mente cegada por el oro, no entendería en absoluto su valor. Cuando los españoles (buscando oro) caminan por las ciudades mayas, descubren que ya no había habitantes en ellas, los mayas habían desaparecido 500 años antes. Sin embargo existen 440 tribus que conservaron el conocimiento maya (o al menos algo de ello) cada una con su sabio-anciano conforman el consejo de sabios mayas.

La visión maya del universo

Los mayas tenían una concepción del mundo muy diferente a la nuestra, la relación espiritual con todo lo que nos rodea no tenia separación, para ellos todo existía en un plano espiritual, los animales, las plantas y las piedras. No había diferencia entre lo visible y lo invisible, todo tenía la fuerza divina que anima todo cuanto nos rodea. A esa energía le llamaban K’ul; la energía que mueve las cosas. Los sabios mayas observaban esta energía en el planeta, sus ríos y fluctuaciones, aprenden a ver sus movimientos y reconoces concentraciones de esta energía -cenotes de energía k’ul-.
Los edificios y ciudades mayas estaban situados en puntos de concentración de la energía K’ul, que ademas era magnificada por la geometría piramidal. Guardaban y estudiaban la energía natural del planeta. Manejando esta energía, los mayas abrían portales a esta -divina energía: fuerza de vida-.

K’ul en maya significa “la vibración sagrada” Las ciudades mayas estabán construidas en armonía con la energía K’ul. Los mayas a través de su visión, y el contacto con esta energía, también observaron que nuestro cuerpo y nuestra mente está conectada con el universo, con el Sol, y con la galaxia. Hay una estrecha relación del “todo” con todo. Esta relación universal entre el cuerpo y la galaxia en específico está plasmada en su numerologia y su calendario profético. Así el estudio del cuerpo estaba relacionado al fluir de la energía K’ul; los dedos apuntando al cosmos y los pies a la tierra generan el circuito por las 13 articulaciones, o los 13 movimientos del cuerpo y el número 20 representando los dedos de nuestras manos y pies, conforman la frecuencia maya el 13-20. Es decir 13 meses de 20 días (el 13 ha sido usado en otras culturas como el numero del movimiento -los billetes de un dollar están llenos de este número) En nuestra cultura la frecuencia de tiempo (la cuenta del tiempo) es el 12: 60. 12 horas, meses, 60 segundos, minutos.

Calendario Maya

Los mayas entendían el tiempo por ciclos, en cada ciclo se marcaban diferentes tendencias, acontecimientos, o posibilidades para el ser evolutivo. Cada ciclo era entendido y descifrado en su calendario. Hoy entendemos esa información maya como profecías. Todo ello estaba inscrito en símbolos y alineaciones planetarias de nuestro sistema solar. Alineaciones con el centro de la galaxia. Los mayas vivían una vida de ceremonias y entendimiento cósmico, el conocimiento de la energía k’ul y su influencia por el cosmos, les permitía una vida diaria de enfoque y desarrollo. Una conciencia del hombre en la tierra muy lejos de lo que estamos acostumbrados. Un universo donde el tiempo es sagrado, y la meta-infinita está alineada ciclo a ciclo.

Todos los ciclos se interpretaban en su calendario, entendiendo como calendario el testamento cósmico, con alineaciones planetarias, eclipses y eventos magnéticos. El cambio presente en un caos entendido y descifrado por la expansión de la mente -una mente cósmica-. Un calendario construido ciclo a ciclo con la pasión del entender la influencia del universo, a la espera de nuevos eventos que transformarán la Tierra y quien habite en ella.

En las leyendas de la creación, los mayas hablan de tres eras previas a la presente. Esas 3 eras se destruyeron, surgiendo una detrás de la otra. En el calendario maya el 2012 sería el fin de esta era actual. Los mayas no hablan de la destrucción de la Tierra ni de la humanidad, siempre queda una semilla de la era pasada que florecerá en suelo y sol nuevo. Los mayas basaban sus vidas en ciclos. Este fin de este ciclo es en definitiva la fecha mas importante en 26 000 años. Estos tiempos previos a el comienzo y el fin (cuando la serpiente se muerde la cola) son tiempos de purificación, es época de exámenes, de demostrar la entereza humana para permanecer en el el planeta, Un planeta que también esta embebido de cambios y sucesiones de nuevos y desconocidos aspectos terrestres. Una transformación hacia una nueva época, el nuevo ser en una conciencia diferente, donde el oxígeno cósmico embriaga o envenena a quien así se ha encaminado.

Es fácil enfocar este tiempo en destrucción, ha sido un tema que alimenta el miedo, especulaciones a futuro sólo distraen la mente de la posible transformación que esta presente, nuestra mente enfocada hacia la negación del ser -con posibilidad de transformarse y evolucionar en este fin de ciclo- y enfocar la magia y el potencial de la psique a una idea colectiva del: “fin de todo” ha creado una idea con vida y fuerza propia, una tormenta alimentada por el miedo de muchos, capaz de realimentar y prevenir la evolución a la que estamos invitados; aprovechando la histórica ignorancia que hemos venido arrastrando y la ambición desmedida de quien cree tener poder sobre todo, cuyo ego traslimita las ideas mas arrebatadas y las cachetadas invisibles en un campo de tortura. Al fin y en esté “fin” tan importante, somos individuos capaces de tomar decisiones y así enfrentar la evolución o involución que desiemos. El comunicado esta presente y la puerta abierta. -la evolución del individuo en su individualidad-. La caída de ideas colectivas y arquetipos atávicos que se resquebrajan a la vista de la luz, es el principio de la individualidad.

Los calendarios mayas se encuentran en toda su cultura. En sus templos se observa la alineación cósmica específica para observar y dar cuenta de los eventos universales -los observatorios-, sus templos altamente desarrollados, son un paraíso para el ojo entrenado y sabio en matemáticas y astronomía. La observación maya del cielo, apantalla a todo aquel que comprende la tecnología astrofísica actual, una ciencia documentada por 5 mil años en todo su entorno, que apunta como tiempo sagrado y fundamental hacia el futuro, los 20 años últimos de su cuenta. Los mayas dedicaron en tiempo y esfuerzo gran parte de su arte al -mensaje cifrado- portador de lo que ellos percibían como indispensable para quien viva el katun sagrado.
(1992-2012)
Los mayas usaban una matemática que podía medir y calcular los movimientos astronómicos, las ubicaciones de los planetas, sus trayectorias etc. A diferencia de nuestro sistema decimal (que proviene de los 10 dedos de nuestras manos) los mayas usaban un sistema vigesimal (dedos de manos y pies) y además usaban el cero, con ello pudieron alcanzar y desarrollar una matemática avanzada que permite entender el universo y cuantificarlo. Los mayas usaban puntos y barras en su numerologia, los puntos representan una unidad, y las barras 5 unidades, y el cero es representado por una concha.

En la numerologia maya, cada numero tienen un significado y encierra un simbolismo, es un lenguaje numérico que cuenta una historia del presente, pasado y futuro.

Los números se representan con signos, y en el calendario cada día tiene una simbologia especifica, cada día representa diferentes retos y cualidades, cada uno tiene su personalidad.

Que conocían los mayas del universo

La traslación eclíptica de las constelaciones. La longitud, elevación, y cambios de la la órbita de Venus, de la tierra y otros planetas. El tiempo exacto (fecha) de los equinoccios, solsticios, y el zenit solar. Los ciclos de las manchas solares La duración exacta de un año solar. La duración del equinoccio La ubicación de nuestro sistema solar en relación a la galaxia (más adelante explicado).

En los códices, sobretodo en el Dresden y en algunos murales, los mayas describen (simbólicamente) su modo de obtener información sobre el cielo galáctico, basado en la observación con el uso de palos que marcan sombras, cruces ancladas, y un tubo estilo catalejo.

Pero es evidente que con la simple observación y las técnicas que se describen no es suficiente para entiende lo que los mayas escriben de las estrellas. ¿Como podían saber la posición de la tierra en la galaxia?, con elementos lineales seria imposible saberlo. En sus ceremonias, los mayas hablaban con sus dioses (o así se entiende actualmente) su Dios por excelencia Hunabku, representa el centro de la galaxia, -el sol de la galaxia-, en estados de trance hablaban con Hunabku, o en otras palabras: abriran un portal de comunicación, que bien podría explicar que veían y entendían la galaxia. Esta es una simple interpretación de ello, podremos cada quien entenderlo en nuestras diferencias, lo que no sale de la realidad, es que aplicaban alguna técnica desconocida actualmente, tan remotamente impresionante para la compresión racional-actual, que la ciencia y la ficción tendrán que soñar mas allá de un opio o un rayo intelectual.

Si algo sabemos, es que los mayas realizaban con frecuencia (y no por ello se le adjudica a la forma en que entendían el cosmos) la ingesta de plantas mágicas, para ellos el Hongo, (por ejemplo) tenia un tamiz sagrado, se le consideraba una deidad -la carne de dios- al igual que sus vecinos: los pueblos antiguos de América, respetaban y consumían plantas psicoactivas en su búsqueda y entendimiento del entorno, así como la sanción de la mente y del cuerpo, me atrevo a pensar que alcanzaban verdaderos viajes no solo adentro de su mente.

Recordemos, que la construcción de los observatorios y de los templos, no solo era para observar, y plasmar su entendimiento astronómico. Estaban situados de tal forma que la energía K’ul se alineaba a la de la galaxia. Los observatorios y templos magnificaban la fuerza. La orientación y la forma en que se hacían las ciudades, era también unas manera de elevar sus estados perceptuales y de entender en amplitud sus estudios y observaciones, sus rituales y ceremonias shamánicas, tendrían un resultante mucho mayor a cualquier intento amateur.

En sus ciudades no se puede escapar de la presente realidad cósmica a la que pertenecemos, las ventanas están orientadas iluminando murales específicos a horas especificas, objetos se posicionan hacia los cardinales de la galaxia, las pinturas representan la fuerza evolutiva, y la capacidad de transformación, todo unido en armonía estética y energética, la tecnología magnética y el arte, a cada paso y cada exhalación que recuerda y despierta la ubicación del ser.

El 2012 encierra un fascinante descubrir del ser humano en el planeta y la galaxia, existe mucha información que ha surgido alrededor de esta fecha ya mítica, y sobretodo mucha especulación amarillista cuyo fin es vender y hacer riqueza. En esta serie de artículos exploraremos todo el entorno al 2012, entendiendo la cultura maya, y otras culturas que profetizan semejante alineación temporal. La ubicación del sistema solar, los cambios del sol, y de la tierra misma, así como las sorpresas que se están presentando al entrar a otra parte del universo y al ecuador de la galaxia: Hunabku.

Fuente: pijamasurf

LOS SUEÑOS CREAN EL FUTURO

Historia de los sueños lúcidos: los sueños como escenarios virtuales para ensayar el futuro.

William Dement, uno de los padres del estudio de los sueños lúcidos, nos introduce a la posibilidad de que evolutivamente la función de los sueños sea crear el futuro.



"La historia es la pesadilla de la cual tenemos que despertar... sin dejar de soñar", alteración ónirica de James Joyce.

"Los sueños son reales mientras duran, ¿puedes decir más de esta vida?", Henry Havelock Ellis.

Como parte de nuestra historia de los sueños lúcidos, presentamos al músico de jazz y médico, William C. Dement, de sincromístico nombre, quien se convirtera en uno de los pioneros del estudio de los sueños, acuñando el término R.E.M. para designar la moción de los ojos que acompaña a la narrativa onírica y sentando las bases para el estudio de los sueños lúcidos, que, bajo su batuta en la Universidad de Stanford, Stephen LaBerge lograra llevar, esa flama palida, a la con-ciencia.

En el libro de Stephen LaBerge, Lucid Dreaming, leemos que en 1975: "Dement también propusó la posibilidad de los sueños lúcidos, considerando que 'una persona con las instrucciones y el entrenamiento adecuado' podría 'entrar al sueño sabiendo que era un sueño y sabiendo su tarea examinarlo'.

Cinco años después, Dement, encontraría que la respuesta era sí.."

Evidentemente los sueños lúcidos existen desde los albores de la historia, pero el estudio científico de estos sueños conscientes tiene apenas unas décadas.

En Oriente existe desde hace siglos el yoga tibetano de los sueños, en el que los adeptos practican una forma de sueños lúcidos en los que no pierden la conciencia entre la vigilia y el sueño, el momento de dormirse es un acto fluído; entre este asterisco y posiblemente el linaje nagual descrito por Castaneda entre los toltecas, podemos ver en LaBerge y en la tecnología onírica un lúcido renaciemiento.

En 1975 el Dr. Dement escribió que su más "salvaje especulación" era que en el ser humano "el sueño REM podría haber evolucionado para ser utilizado en el futuro", y profetizó "la función eventual de los sueños será permitir al hombre experimentar las múltiples alternativas del futuro en la cuasi-realidad del sueño, y así tomar una decisión más 'informada'".

El mismo Dement dejo de fumar después de tener un sueño donde se vio a sí mismo con un 'inoperable cáncer en su pulmón'.

En esta frase Dement se vuelve Morpheus de Matrix, el guardían de los sueños, que enseña al hombre nuevo lo que puede hacer en un programa de realidad virtual, lo enseña a volar, a esquivar balas, a doblar la realidad.

Los sueños como escenarios virtuales donde podemos experimentar los múltiples futuros, un poco los jardínes cuánticos que se bifurcan y elegir lo que queremos con nuestro nodo central, el corazón de nuestra tabla de surf, de ser.

Estudios demuestran que una de las funciones biológicas de los sueños podría ser justamente el aprendizaje, existe una correlación entre el REM y nuestra capacidad de aprender algo.

Acaso porque en los sueños tomamos el tiempo, con una acceso a una mayor amplitud de nuestras capacidades mentales, para ensayar y asimilar lo que vemos y queremos en el 'mundo real'.

El siguiente paso es usar los sueños para crear la realidad. Para ese paso, nos dice Stepehen LaBerge, es fundamental tener la capacidad hacer nuestros sueños lúcidos.

Literalmente, el soñador lúcido experto, llega a ensayar situaciones futuras que le apremian, a sanarse o hasta a crear una solución, un poema o una fórmula científica (como son los casos de Samuel Taylor Coolerdige o el descubrimineto de la tabla periódica Mendeleev, aunque estos fueran sueños no-lúcidos).

Los sueños son nuestra posibilidad de practicar y asimilar información para un examen permanente, no usarlos es perder la oportunidad de pasar al siguiente nivel del infinito.

En nuestras futuras entregas analizaremos temas como la sanación a través de los sueños, los orgasmos oníricos, la telepatía en los sueños y los sueños mutuos, tecnología y técnicas para tener sueños lúcidos y la posibilidad de que la función evolutiva de los sueños sea mostrarnos la capacidad de crear la realidad y eventualmente construir mundos tan reales y complejos como el universo físico donde habitamos.

Fuente: Pijamasurf

EXISTE LA REALIDAD OBJETIVA ?

La naturaleza del holograma, del “todo en cada parte”, nos proporciona una manera completamente nueva de entender la organización y el orden.

En 1982 tuvo lugar un acontecimiento notable. En la Universidad de París, un equipo de investigación dirigido por el físico Alain Aspect realizó el que podría ser uno de los experimentos más importantes del siglo XX. Ustedes no oyeron hablar de ello en las noticias. De hecho, a menos que tengan la costumbre de leer prensa científica probablemente no habrán oído mencionar a Aspect, pese a que muchos creen que su descubrimiento podría cambiar la faz de la ciencia.

Aspect y su equipo descubrieron que, bajo ciertas circunstancias, partículas subatómicas como los electrones son capaces de comunicarse instantáneamente entre sí independientemente de la distancia que las separe. No importa si se están separados 10 pies o 10 mil millones de millas. De alguna manera, una partícula parece saber siempre lo que está haciendo la otra.

El problema que hay con este hecho, es que viola el principio de Einstein, tanto tiempo mantenido, de que ninguna comunicación puede viajar más rápido que la velocidad de la luz.

Como viajar más deprisa que la velocidad de la luz equivale a romper la barrera del tiempo, tan intimidante panorama ha originado que, algunos físicos, intenten salirle al paso con elaboradas maneras de explicar algunos de los hallazgos de Aspect. Pero ha inspirado a otros a ofrecer explicaciones aún más radicales.

El físico de la Universidad de Londres David Bohm, por ejemplo, cree que los hallazgos de Aspect implican que la realidad objetiva no existe y que, a pesar de su aparente solidez, el universo es un fantasma de corazón, un holograma gigante espléndidamente detallado.

Para comprender por qué Bohm hace tan sorprendente aseveración, primero hay que saber un poco de hologramas. Un holograma es una fotografía tridimensional hecha con la ayuda de un láser.

Para hacer un holograma, el objeto a fotografiar primero es bañado por la luz de un haz láser. Después, se hace rebotar un segundo haz láser reflejando la luz del primero y el patrón de interferencia resultante (la zona en la que confluyen ambos haces láser) es captado sobre una película.

Cuando se revela la película, parece una maraña de luz y líneas oscuras desprovista de significado. Pero tan pronto como se ilumina la película revelada mediante otro haz láser, aparece una imagen tridimensional del objeto original.

La tridimensionalidad de tales imágenes no es la única característica notable de los hologramas. Si se corta por la mitad el holograma de una rosa y después se lo ilumina con un láser, se observa que cada una de las mitades sigue conteniendo la imagen entera de la rosa.

Además se observa que, aunque se vuelvan a dividir esas mitades, cada fragmento de la película siempre contendrá una versión más pequeña pero intacta de la imagen original. A diferencia de las fotografías convencionales, cada parte de un holograma contiene toda la información que posee el todo.

Esa naturaleza del “todo en cada parte” del holograma nos proporciona una manera completamente nueva de entender la organización y el orden. Durante la mayor parte de su historia, la ciencia occidental ha trabajado bajo el condicionamiento de que la mejor manera de entender un fenómeno físico, ya se trate de un átomo o de una rana, es diseccionarlo y estudiar sus partes respectivas.

El holograma nos enseña que algunas cosas del universo, posiblemente no permiten ese enfoque. Si intentamos dividir algo construido holográficamente, no obtendremos las piezas de las que se compone, sólo obtendremos “todos” más pequeños.

Este convencimiento indicó a Bohm otra manera de entender el descubrimiento de Aspect. Bohm cree que la razón por las que las partículas subatómicas son capaces de permanecer interconectadas, independientemente de la distancia que las separe, no se debe a que se emita y reciba alguna clase de misteriosa señal, sino a que su separación es una ilusión.

Alega que, en algún nivel más profundo de la realidad, tales partículas no son entidades individuales, sino que en realidad son extensiones del mismo “algo” fundamental.

Para permitir que se visualice mejor lo que quiere decir, Bohm brinda la siguiente explicación:

Imagínense un acuario que contuviese un pez. Imaginen que, además, son incapaces de ver el acuario directamente, por lo que su conocimiento acerca de él proviene de dos cámaras de televisión, una situada de frente al acuario y la otra tomándolo de costado.

Como atienden a dos pantallas de televisión, podrían asumir que los peces que ven en cada pantalla son dos entidades separadas. Después de todo, como las cámaras están colocadas en ángulos diferentes, cada una de las imágenes será ligeramente diferente. Pero si siguen observando los dos peces, terminarán por darse cuenta de que hay cierta relación entre ambos.

Cuando uno se da vuelta, el otro a su vez también hace algo levemente distinto, pero que se corresponde; cuando uno mira de frente, el otro siempre mira de costado. Aunque no se perciba todo el panorama de la situación, se podría llegar a concluir que los peces deben estar comunicándose instantáneamente, pero está claro que no es el caso.

Según Bohm, esto es precisamente lo que pasa entre las partículas subatómicas del experimento de Aspect. Lo que nos está señalando la conexión entre partículas subatómicas, aparentemente más rápida que la velocidad de la luz, es que hay un nivel de realidad más profundo del que no estamos exentos, una dimensión más compleja que la nuestra, análoga al acuario. Además, consideramos separados a objetos como las partículas subatómicas porque sólo estamos observando una porción de su realidad.

Estas partículas no son “partes” separadas sino facetas de una unidad más profunda y fundamental que, en última instancia, es tan holográfica e indivisible como la rosa antes mencionada. Además, dado que todo lo que hay en la realidad física está compuesto por estos “espectros”, el propio universo en sí mismo es una proyección, un holograma.

Además de esa naturaleza espectral, un universo como ese poseería otros rasgos más que perturbadores. Que la aparente separación entre las partículas subatómicas sea ilusoria supone que, en un nivel más profundo de la realidad, todas las cosas que hay en el universo están infinitamente interconectadas.

Los electrones de un átomo de carbono de cualquier cerebro humano están conectados con las partículas subatómicas que componen cada salmón que nada, cada corazón que late y cada estrella que centellea en el cielo.

Todo lo interpenetra todo y, pese a que la naturaleza humana pueda pretender categorizar, caracterizar y subdividir los diversos fenómenos del universo, todas las clasificaciones son necesariamente artificiales porque, al final, lo único que existe en la naturaleza es una red sin fisuras.

En un universo holográfico ni siquiera el tiempo o el espacio pueden seguir siendo considerados como algo básico. En un universo en el que, en realidad, nada está separado de ninguna otra cosa, conceptos tales como la localización se quiebran; el tiempo y el espacio tridimensional, al igual que las imágenes del pez en las pantallas de TV, también deberían ser considerados proyecciones de un orden más profundo.

En su nivel más profundo, la realidad es una especie de súper holograma en el que tanto pasado como presente y futuro coexisten simultáneamente. Esto sugiere que, contando con las herramientas adecuadas, debería ser posible incluso que algún día se accediese a un nivel súper holográfico de la realidad del que se obtuviesen escenas de un pasado remoto.

La pregunta de qué más contiene el súper holograma tiene un final abierto. Admitido en interés del argumento que el súper holograma sea la matriz de la que ha surgido todo lo que existe en nuestro universo, y que, por lo menos, contendrá a todas las partículas subatómicas que hayan existido o existirán, contendrá todas las configuraciones posibles de materia y energía, desde los copos de nieve a los quásares, desde las ballenas azules a los rayos gamma. Debe ser considerado como una especie de almacén cósmico de “Todo Lo Que Es”.

Pese a que Bohm concede que no tenemos manera de saber qué más pueda yacer oculto en el súper holograma, se aventura a decir que no tenemos razón alguna para asumir que no contenga todavía más. O, como propone, quizás el nivel súper holográfico de la realidad sea una “mera fase” más allá de la cual subyacería “una infinidad de desarrollo ulterior”.

Bohm no fue el único investigador que encontró evidencia de que el universo es un holograma. Trabajando de manera independiente en el campo de la investigación cerebral, el neurofisiólogo de Stanford Karl Pribram también está convencido de la naturaleza holográfica de la realidad.

Pribram fue atraído al modelo holográfico por el enigma de cómo y dónde se almacenan los recuerdos en el cerebro. Durante décadas, numerosos estudios han venido demostrando que los recuerdos, más que estar confinados en una localización específica, se encuentran dispersos por todo el cerebro.

En una serie de experimentos realizados en los años 20 del siglo XX que marcaron hitos en esta investigación, el científico del cerebro Karl Lashley descubrió que, independientemente de qué parte del cerebro de una rata extirpase, le era imposible impedir que ésta recordase cómo realizar tareas complejas que había aprendido con anterioridad a la cirugía.

El único problema era que nadie podía presentar un mecanismo capaz de explicar esta curiosa naturaleza del almacenamiento de memoria del “todo en cada parte”.

Ya en los 60, Pribram descubrió la holografía y se dio cuenta de que había encontrado la explicación que los científicos del cerebro habían estado buscando.

Pribram cree que los recuerdos no están codificados en las neuronas ni en pequeñas agrupaciones de éstas, sino en patrones de impulsos nerviosos que van entrecruzándose por todo el cerebro de la misma manera que la interferencia de los patrones de luz láser van entrecruzándose por toda la superficie de un fotograma que contenga una imagen holográfica. En otras palabras, Pribram cree que el propio cerebro es un holograma.

La teoría de Pribram también explica que el cerebro humano pueda almacenar tantos recuerdos en tan poco espacio. Se estima que el cerebro humano tiene la capacidad de memorizar del orden de 10 mil millones de bits de información durante una vida humana promedio (lo que equivale a la cantidad de información contenida en cinco colecciones completas de la Enciclopedia Británica).

En la misma línea se ha descubierto que, aparte de sus restantes propiedades, los hologramas poseen una asombrosa capacidad para almacenar información; simplemente con cambiar el ángulo con el que chocan dos láseres en un fotograma de película fotográfica, es posible grabar muchas imágenes diferentes sobre la misma superficie. Está demostrado que un centímetro cúbico de película puede contener aproximadamente 10 mil millones de bits de información.

Nuestra habilidad prodigiosa para recuperar con rapidez cualquier información que nos haga falta del gigantesco almacén de nuestros recuerdos sería más comprensible si el cerebro funcionase según principios holográficos.

Si un amigo te pide que le digas lo que te venga a la mente cuando dice la palabra “cebra”, no necesitas transitar por intrincados atajos para recorrer algún tipo de gigantesco archivo alfabético cerebral a fin de llegar a una conclusión. En lugar de esto, saltan a tu mente de manera instantánea asociaciones como “rayas”, “equino” o “animal nativo de África”.

Verdaderamente una de las cosas más asombrosas relativas al proceso del pensamiento humano es que cada fragmento de información parece establecer de manera instantánea una correlación con algún otro (es decir, con todos los demás fragmentos de información), en lo que constituye otro rasgo intrínseco del holograma.

Esto se debe a que cada parte de un holograma está infinitamente interconectada con cualquier otra parte del mismo, en lo que quizás sea el ejemplo supremo de la naturaleza de un sistema correlativo.

El almacenamiento de memoria no es el único enigma neurofisiológico que se hace más abordable a la luz del modelo holográfico del cerebro de Pribram. Otro es cómo es capaz el cerebro de traducir la avalancha de frecuencias que recibe a través de los sentidos (frecuencias de luz, de sonido, etc.) en el mundo concreto de nuestras percepciones.

Precisamente lo que mejor hace un holograma es codificar y decodificar frecuencias. De la misma manera en que el holograma funciona como una especie de lente, un dispositivo de traducción capaz de convertir un borrón de frecuencias, en apariencia carente de significado, en una imagen coherente, Pribram cree que el cerebro también contiene una lente y que utiliza principios holográficos para convertir matemáticamente las frecuencias que recibe a través de los sentidos en el mundo interior de nuestra percepciones.

Un cuerpo de evidencia impresionante respalda el uso por parte del cerebro de principios holográficos para realizar sus operaciones. De hecho, la teoría de Pribram ha ido ganando un apoyo creciente entre los neurofisiólogos.

El investigador ítalo-argentino Humberto Zucarelli extendió recientemente el modelo holográfico al mundo de los fenómenos acústicos. Intrigado por el hecho de que los humanos sean capaces de localizar la fuente de los sonidos sin mover la cabeza, aunque sólo tengan un oído, Zucarelli descubrió que los principios holográficos pueden explicar esta habilidad.

Zucarelli también ha desarrollado la tecnología del sonido holofónico, técnica de grabación capaz de reproducir situaciones acústicas con un realismo sobrecogedor.

La creencia de Pribram de que nuestros cerebros construyen una realidad matemáticamente “sólida” porque confían en los impulsos procedentes de un dominio de frecuencias dado también ha recibido una importante cantidad de apoyo experimental.

Se ha descubierto que cada uno de nuestros sentidos es sensible a un rango de frecuencias mucho más amplio de lo que previamente se sospechaba.

Los investigadores han descubierto, por ejemplo, que nuestros sistemas visuales son sensibles a las frecuencias de sonido, que nuestro sentido del olfato es una parte dependiente de lo que ahora se denominan “frecuencias cósmicas”, y que hasta las células de nuestro cuerpo son sensibles a un amplio rango de frecuencias.

Tales hallazgos apuntan a que sólo en el dominio holográfico de la conciencia tales frecuencias son fragmentadas y clasificadas en percepciones convencionales.

Pero el aspecto del modelo holográfico del cerebro de Pribram que más nos hace hervir la mente es lo que sucede cuando se lo conjuga con la teoría de Bohm.

Porque si la concreción del mundo no es sino una realidad secundaria y en realidad lo que está “ahí” es un borrón holográfico de frecuencia y, si el cerebro también es un holograma que selecciona y extrae de ese borrón sólo algunas de esas frecuencias, transformándolas matemáticamente en percepciones sensoriales, ¿en qué se convierte la realidad objetiva?

Por decirlo con sencillez, deja de existir, Como han señalado tradicionalmente las religiones orientales, el mundo material es maya, una ilusión y, pese a que podamos pensar que somos seres físicos que se mueven por un mundo físico, esto también es una ilusión.

En realidad somos “receptores” que van flotando por un mar caleidoscópico de frecuencia lo que extraemos de ese mar y transcribimos como una realidad física no es sino un canal más de los muchos extraíbles del super holograma.

Esta nueva y chocante imagen de la realidad, síntesis de las perspectivas de Bohm y Pribram, constituye lo que se ha dado en llamar el paradigma holográfico y, pese a que muchos científicos lo hayan recibido con escepticismo, ha galvanizado a otros.

Un grupo pequeño pero creciente de investigadores creen que este modelo de la realidad podría ser más exacto que el que hasta ahora nos ha aportado la ciencia. Es más, algunos creen que podría resolver algunos misterios que nunca antes pudieron ser explicados por la ciencia, instituyendo incluso lo paranormal como parte de la naturaleza.

Numerosos investigadores, incluyendo a Bohm y a Pribram, han reparado en que numerosos fenómenos parapsicológicos resultan mucho menos incomprensibles bajo los términos del paradigma holográfico.

En un universo en el que los cerebros individuales en realidad son partes indivisibles de un holograma superior y en el que todo está infinitamente interconectado, la telepatía consiste sencillamente en acceder a nivel holográfico.

Obviamente así es mucho más fácil entender cómo puede viajar la información desde la mente de un individuo “A” a la de otro individuo “B” que esté en un punto muy distante y ayuda a comprender numerosos enigmas de la psicología pendientes de resolución.

En particular, Grof opina que el paradigma holográfico brinda un modelo para entender muchos de los fenómenos más sorprendentes que experimentan los individuos durante los estados alterados de conciencia.